Reencuentro

Después del corto infame de "Luis Costa" (Cañón aún se acuerda, aunque ahora nos ocupen otras cosas, ¿verdad?) que nos hizo hacer Gilbert, "pojjjjque en las mejjjjojjjjes escuelas de Pajjjí ponen ese ejejjjsisio y todos lo hasen bien...", titulo este regreso a mi querido hogar de escritura, cobijo de tantas y tantas tardes estudiando (y redactando el dichoso trabajito sobre los acuerdos de Lomé, que voy por la página 25 y aún me tiene frita!) en recuerdo a ese gran momento que pasamos, de frío, de gritos entre nosotros, de alguna actriz desesperande, de gritos de Gilbert porque no nos aclarábamos, de la señora del Wiking tocándonos los mismísimos porque no le gustaba que hubiera gente fuera...

El caso es que, reencuentro. Porque después del comienzo del mes de mayo, algo duro por lo de Farandulita, que nos dejó mal cuerpo y nos propulsó a dos puentes llenos de aventuras (incluso una muy divertida en el aeropuerto, dentro del gran juego "¿Cuántas horas puedes pasar en la T4 sin arrancarle la cabeza a un empleado de Iberia?") y a la semana de exámenes que comienza sin más dilación el lunes 26 (con merc, ¡cómo me gusta a mí Emilio y sus "son ustedes unos vagos. Si se lo hubieran estudiado antes no tendrían que estudiar ahora y entenderían lo que les estoy contando sobre las liquidaciones de socidades"!).

El curso termina, mi vida se acelera, todo parece borroso por la velocidad, los lados de la carretera se difuminan, pero mi meta sigue siendo clara: terminar ya cuarto, que estoy hartita (ha sido un año en que he trabajado más que nunca, pero no precisamente en lo que me gustaría) y propulsarme a mis merecidas vacaciones. Hasta entonces, perdonad que esté un poco ausente.