Thursday, January 31, 2008

"Boyz n the hood" de John Singleton

1991 no sólo marca el comienzo de mi educación escolar (ya habían comenzado a domarme en casa hace un rato :p, aunque fuera a base de ver “la bella durmiente” - con broma interna por si lo lees…). También se produce un gran hito cinematográfico.

Ya no estoy hablando de que su director, con 24 años, resulte el director más joven nominado al Oscar, récord que se mantiene aun hoy, sino que logra con su primera película una auténtica y sorprendente obra de arte.

"Boyz n the hood" es un retrato a lo largo de casi una década (1984 a 1991) de unas cuantas manzanas del barrio South Central de Los Angeles (famoso por los disturbios y, en general, por las razones equivocadas).

El pequeño Tre Styles se muda a vivir con su padre (Laurence Fishburne), que quiere convertirlo en un hombre hecho y derecho (Cuba Gooding Jr. de “mayor”, 18 años). Enfrente viven sus vecinos, los hermanos Ricky el jugador de fútbol que quiere salir así del barrio (Morris Chestnut) y Doughboy, el mafioso del barrio (Ice Cube).

Tre ha crecido y madurado, pero sigue debatiéndose entre su barrio y su gente y lo que el futuro podría depararle, lejos del universo de violencia gratuita, disparos, racismo, muerte, drogas y desolación en el que vive. Las bandas luchan por la supervivencia y el cerco de la policía se estrecha, pero él tiene que demostrarse todavía un par de cosas antes de marcharse.

El espeluznante guión ganó multitud de premios (de hecho le “becaron” con 7 millones de dólares nada más salir de la facultad para que lo rodara) y da precisamente miedo porque es sacado de la realidad de las calles que dieron a luz a mitos como Tupac Shakur, otra víctima de la violencia callejera de Los Angeles.

Singleton logra hacerse con un guión suyo bueno, una dirección efectiva (no especialmente lucida, but then again, está rodando en las calles, necesita poco decoro) y un puñado de actores y actrices (las mujeres relegadas a mujeres, novias y madres de muertos) que hoy son la mayoría famosos (al menos para el público norteamericano, que sí que tiene un “cine negro” muy consolidado y de gran tradición) y sencillamente, lo logra. Vedla. Os abrirá los ojos sin resultar pesada ni aburrida, ni quiere enseñar lecciones. Sólo alcanzar la libertad. Singleton realmente tiene los dos grandes adjetivos del creador en proceso de formación: humildad y audacia. Un 10.

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