El otoño es mi época del año favorita. Poco tenéis que pensar para llegar a alguna conclusión. Pero no es por eso. Aunque ayuda. En otoño han pasado las cosas más importantes de mi vida (aparte de mi nacimiento, claro, primer hito de mi breve existencia). En otoño he sido absolutamente feliz y decididamente infeliz. En otoño se recompone mi mundo. Es una especie de estrategia, como una marmota que metódicamente reúne ramitas, bayas, nueces y demás para el invierno. Que hace todo lo que queda por hacer. Para mí el año comienza en otoño. Y una gran parte del otoño es la lluvia. Desgraciadamente en Mad no es así, pero ya me encargaré de mayor de vivir en una ciudad en la que llueva y llueva, sin cesar, no me importa que el hombre del tiempo se deje el riego automático puesto! Mientras tanto, oda a la lluvia, a las gotas, a las botas de agua, a las pequeñas cosas.
Gotas.
Gotas de agua.
Gotas de agua en el alféizar.
La ventana está abierta.
Pero por la rendija escapa el ruido.
Y lo oigo.
Llama a mi puerta y me invita a salir.
Fuera.
La hierba mojada, la tierra mojada.
El asfalto mojado, el cielo mojado.
Mi alma seca.
Procedo a empaparme.
Gotas.
Gotas en el pelo.
Gotas en la frente.
Me recorren la nariz.
Gotas.
Gotas en las botas.
Gotas en las manos.
Mano que agarra una mano.
La mano me lleva.
Sólo tengo que cerrar los ojos.
Y entonces allí estoy.
Entre gotas, lluvia, asfalto y sueños.
Aferrada a una mano.
Es tan difícil cerrar los ojos cuando llueve...
2 comments:
Sin palabras... genial...
Toda una poetisa, aunque su fuente de inspiracion directa no haya sido la lluvia, hace que llueva entorno al lector ;)
un beso
Post a Comment