He visto hoy una película que tenéis que ver. Lo aviso ya. No es la película del siglo. Redford tiene aún mucho que aprender en cuanto a técnicas cinematográficas, y podría dirigir mejor a una Meryl Streep algo desaprovechada, pero el esfuerzo me vale.
Lo que me ha hechizado es que en un tiempo de gente tibia, de gente sin corazón, sin sangre, sin ideales y sin huevos, se atreva a lanzar un mensaje a los que vienen. No a los políticos, que (según lo que he deducido por la película piensa que) están ya podridos en el alma y no hay manera de rescatarlos. Sino a
Viéndole en la película, sentado en la silla enfrente del profesor, con todo que ganar y todo que perder en el gran juego de la vida, mientras que Redford lo confunde y le grita y le pega, todo esto psicológicamente, para lograr que despierte, mientras él altivo intenta mantenerse en un duelo imposible de ganar, veo el verdadero heroísmo.
Veo que he sido una gran imbécil, siempre criticando a todo, siempre activa en los foros de política, siempre lista a derrochar palabras y más palabras sobre un tema que me toca, pero intentando no salpicarme, porque ahí llega la verdadera incomodidad, cuando el dolor, cuando la pobreza, cuando la desgracia te agarran del brazo y tienes que mirarles a la cara, y ya no hay salida, porque es una imagen grabada en tu retina por mil años, grabada a fuego.
Y cuando el estudiante americano típico, del que tanto nos reímos y seguramente nos seguiremos riendo, porque para muchos sólo son un cliché, no son personas reales que viven y sufren y ríen y sueñan como el resto de nosotros, se despierta. Y finalmente ve que en un país que desconoce hay guerra y hay una ofensiva y que hay gente que se despertó una mañana y decidió luchar por su país para luchar por algo, para moverse en la dirección del mundo o en la opuesta, pero al fin y al cabo moverse, para no sentarse de brazos cruzados y esperar a que la realidad nos alcance. Que dos chicos pertenecientes a barrios marginales, de minorías racionales, se disponen a luchar por algo que ¿existe?, pero que dista mucho del sueño americano para hacerlo realidad, para poder ir a la universidad y no ahogarse en las deudas. En este momento abrí los ojos.
He abierto los ojos y me he visto sentada cómodamente sentada en mi silla ergonómica (menos mal, porque me duele la espalda de una manera desde el viernes), con mi Pentium 4, revisando unas tomas de mi cámara, en mi confortable habitación que ni siquiera comparto con un hermano que disfruta de los mismos privilegios. Y me he dado asco.
No por los privilegios, no quiero que me entendáis mal. No son privilegios que me han llovido del cielo, no hemos heredado nada, mis padres han trabajado de sol a sol para colocarnos en nuestro punto de partida en esta generación. No son privilegios de los que me avergüence. Pero me avergüenzo de no participar más en el mundo que me rodea. Yo soy una estudiante americana más, que me quejo pero no hago nada, que no paso a la acción, que no me involucro.
Quiero mancharme las manos trabajando por un mundo mejor, quiero ver las horribles imágenes de nuestro mundo en primera persona, estar allí, para también algún día, poder cambiarlas. ¿Y vosotros? ¿Por qué lucharíais? ¿Por qué moriríais?
1 comment:
De parte de Georgia, que no puede comentar en blogger:
Lucharía y mororía por arrancar una sonrisa de todos esos niños que como tú o yo no disfrutan de un Pentium4, ni siquiera de un plato de comida diraríos, Y os extrañará la facilidad que tienen para sonreir; agradezco a toda esa infancia que existe y que nos estamos cargando, eso, que exista, porque sin ellos el mundo no sería igual.
Lucharía, lucharía, lucharía.
Elo, te entiendo perfectamente pero he llegado a una conclusión: con haberte dado cuenta ya has aportado un granito de arena, ya has contribuido a que poco a poco las clases privilegiadas nos demos cuenta.
No te sientas mal, has dado el paso más duro. Te quiero por ello y por muchas más cosas.
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