Hoy he visto (entre otras :P) “El cazador” de Michael Cimino. Se trata de una película espectacular acerca de la guerra de Vietnam, que más tarde, y dadas las repercusiones de “Platoon” o “Apocalypse Now” cayó en el olvido, pero que constituyó un hito en ese momento por su gran violencia (que hoy pasa bastante desapercibida porque ya estamos bastante acostumbrados…).
Ganó el Oscar a mejor película una historia sobre un grupo de jóvenes trabajadores en una planta de procesamiento de acero a los que mandan a Vietnam (Robert de Niro, Christopher Walken y John Savage), dejando atrás a Meryl Streep, novia en la ficción de los dos primeros y en la realidad de John “Fredo Corleone” Cazale (que en la película hace de uno al que no llaman a filas), para afrontar el horror de la guerra.
Podría dividir la película en tres partes. La primera describe sus vidas antes de irse a Vietnam y nos ayuda a situarnos, siempre usando esa lentitud característica de las películas pre-comic de los años 1970, en que no se tiene prisa para describir las vidas de la gente, en que se cuenta todo de todos para ambientarnos en la población. Hoy nos perdemos en los detalles y no le encontramos sentido, pero entonces era costumbre, como en “El padrino”, ir poco a poco destilando la esencia de una sociedad en el cine.
La segunda parte describe el Vietnam, en que los tres protagonistas intentan sobrevivir (con menor o mayor suerte), sucumbiendo a los horrores de las guerras y de los campos de prisioneros y de la idiosincrasia del Vietcong (“Charlie”, para quien haya visto Forrest Gump (y no sólo corriendo por su “carpet” :P), es “el que están buscando” :P).
La tercera parte (más rápida y más espeluznante) es aquella en que aquellos que vuelven, vuelven a su previa existencia. Juegan un papel importante la nostalgia y el juego de ruleta rusa, que Walken juega en Vietnam como un descosido, teniendo siempre una suerte proverbial.
Quiero destacar esta película (si sobrevivís la parte de la boda) ya no os volvéis a dormir, lo prometo :P) por varias razones.
Cimino gana el Oscar también a mejor director por un trabajo cuidado, pausado, paciente. No se acerca demasiado a los actores, ni siquiera a la acción que realmente pasa (es famoso por sus planos largos que comienzan siempre desde lejos haciendo sus películas larguísimas). Como si no quisiera salpicarse con la historia que está pasando delante de nuestros propios ojos. Porque eso es lo que hizo la sociedad norteamericana frente a Vietnam. Lo vieron pasar delante de sus narices sin reaccionar. Desgraciadamente el joven Cimino produjo una hecatombe con su siguiente película (llevó a la ruina a United Artists, que fue recomprada por MGM) y no volvería al cine más que para subproductos extraños que nadie vio.
Christopher Walken no sólo se llevó también el Oscar a mejor actor secundario por su retrato del fantasmal jugador de ruleta rusa Nick, que nunca supera la visión de la muerte. En las escenas que comparte con Cazale le roba el protagonismo a Cazale, pero también se las roba a Streep e incluso a de Niro! Está absolutamente genial. Tierno, pacífico, sensible, demasiado para este mundo, desacertadamente fuerte en algunos momentos, ávido de complacer, olvidadizo… reúne todo en uno para dibujar uno de los personajes más torturados que he visto en mi vida.
Tiene una frase que resume toda su lucha interior. Él está en el hospital militar de Hanoi, aparentemente ileso, sentado en el alféizar de una ventana y mirando cómo meten en ataúdes los cuerpos de soldados americanos para repatriarlos, cuando interrumpe su reflexión un médico de la armada que viene a ver cómo está y le pregunta por su apellido.
Army doctor: Chevotarevich, is that a Russian name?
Nick: No, it’s an American name.
Durante toda la película Cimino va aproximándose al espinoso tema de la guerra de Vietnam, incluso hay un personaje que anuncia la inminente victoria americana, y las desilusiones, pero a la vez las conexiones que crea el ser americano. Mediante su afirmación, Nick sólo demuestra que al final está luchando por un país que sigue siendo igual de discriminante hoy que hace 50 años, que es un “melting pot”, pero que tiene sus “issues” por resolver. El tema de la guerra fue muy polémico, y se debatió mucho la edad mínima para ver la película (al final se quedó en 17 acompañados por un mayor), puesto que en 1978 Vietnam era un tema candente.
Finalmente, ésta es la última película de John Cazale, más famoso por ser el hermano de Michael Corleone que nunca atina y siempre necesita atención Fredo Corleone, el mafioso que se dedica al show business. Cuando empezó el rodaje, Cimino sabía que tenía cáncer y empezó a rodar sus escenas primero, pero cuando se enteraron los productores quisieron echar a Cazale. Streep, entonces la prometida de Cazale, amenazó con irse de la película, y lo mantuvieron (murió nada más terminar de rodar). Nuestra vieja conocida Meryl borda un personaje sufrido como ella en la realidad en esos momentos, entre dos hombres de los que desconoce siquiera si están vivos. El rodaje fue especialmente duro para todos, de hecho las escenas de Vietnam fueron de verdadero sufrimiento y cuando John Savage grita en sus escenas de tortura “Michael!” no se refiere a que De Niro le rescate, sino a que el director corte la escena.
En conclusión, una película a ver con paciencia. Es dura, es sufrida (como lo fue para los que la hiciern en 1978) y lleva su tiempo quererla como es debido :p, pero al final merece la pena.
[La imagen más conocida es la de de Niro con la cinta en la cabeza como Rambo, así que pongo a Walken, la estrella de la película, en uno de los momentos más crudos: obligan a los prisioneros a jugar a la ruleta rusa para divertirse los captores.]